domingo, 3 de junio de 2012
El día de la camiseta, recordé las mías
Hace unos días los colocolinos celebraron el día de la camiseta, esto por ser la fecha en que por primera vez el cuadro albo jugó un partido oficial.
Mi historia con las camisetas del Cacique es breve, pero para mi, esas, marcaron una época.
Como no olvidar mi primer uniforme con la tenida alba y negra. Digo uniforme, porque antes el regalo era el conjunto completo, con esos pantalones cortos ochenteros que cubrían poco y la polera de satín que con cada lavado comenzaba a provocar la desaparición de la marca auspiciadora y el desteñido del escudo, que si bien perdía sus colores, no dejaba escapar con ellos el orgullo por tener el ‘indio’ en el pecho.
El modelo Adidas de fines de los 80’s, auspiciado por LanChile fue el primero que tuve, el que usaba en cada pichanga, que en ese entonces, gracias a que todavía no aparecía mi abultada panza, jugaba a diario.
Pero en ese entonces mis inclinaciones futbolísticas estaban orientadas a evitar los goles y así fue que admiré en principio al ‘Cóndor’ Rojas y luego a Daniel, el ‘Loro’ Morón.
Así fue que pedí el uniforme amarillo completo, el cual recibí como regalo. Costaba encontrarlo, la mayoría de las veces estaba agotado. Si bien el avifauno apodo era específico para referirse al guardavallas, más bien los niños parecíamos bandadas de canarios, todos vestidos de ese color.
Pasaron unos 10 años, donde la condición económica reinante en mi entorno, no permitía tener la camiseta blanca.
El 2002 vino la quiebra, el título del joven equipo dirigido por Jaime Pizarro y comandado en la cancha por Marcelo Espina y en Navidad, una nueva camiseta, la fabricada por Puma en aquella temporada.
En ese tiempo ya se manifestaba mi interminable lista de cábalas, y una de ellas era que si con cierta ropa me iba bien o mal, dependía si la vestimenta la volvía a usar. Aquella camiseta la usé por 6 años, coincidentemente la fui dejando con la ida de Claudio Borghi del Cacique.
Ya ningún rito, que por cierto se acercan a los de Morón en cantidad, lograban que Colo-Colo revirtiera lo que actualmente vive.
No sé por qué, siempre me negué a comprar la camiseta alternativa, la negra, a tanto llega la necesidad de creer en alguna cábala, que opté por comprar la alternativa, la adquirí hace poco, así que veremos que pasa…
Por cierto la más significativa, también la adquirí hace poco. La de la Libertadores del 91, la que tiene una firma especial, la del gran Marcelo Barticciotto.
Pienso en dinero actual, he gastado unos 130 mil pesos en 5 camisetas, nada en comparación a los que compran cada nuevo modelo.... y pensar que algunos se las dan para que las vistan y transpiren con orgullo y no lo hacen, futbolistas que pasan y pasan y no entienden el valor que tiene calzar esa tela blanca, con un Indio al pecho.
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